- Extraído del Libro "de veras los OVNIS nos vigilan" de Antonio Ribera. © 1967 Antonio Ribera, editado por Plaza y Janes S.A Editores (España).
Para que vean que el Cupacabras no es nada nuevo!!!
Acudimos nuevamente a beber en las fuentes del gran investigador de lo insólito que es John Keel. A él se debe, en efecto, un exhaustivo estudio, publicado en 1968 en la tantas veces citada revista inglesa sobre un extraño ser que se materializó en 1966 en los alrededores de Point Pleasant, en Virginia Occidental, y que al parecer no se ha movido desde entonces de allí. El extraño personaje, según los centenares de testigos que lo han visto, está provisto de un par de alas, que no mueve al volar, lo cual no le impide situarse encima de un automóvil y seguirlo durante largo trecho, por grande que sea la velocidad del vehículo. Los habitantes de la región lo llaman The Bird (El Pájaro), pero los periodistas de todos los Estados Unidos le han aplicado el apodo de The Mothman, que podríamos traducir en castellano como el hombre-mariposa, o el hombre-polilla.
Sea cual sea el nombre que se le dé, la extraña aparición ha dado sustos más que considerables a numerosas personas y ha sumido en un mar de confusiones a numerosos hombres de ciencia, desde biólogos hasta ornitólogos. Entre diciembre de 1966 y junio de 1968, John Keel visitó Point Pleasant cinco veces, para interrogar a fondo a un gran número de testigos. Alguna de las personas que vieron al pájaro experimentaron tal impresión, que sus vidas resultaron totalmente afectadas por el incidente. Después del exhaustivo estudio realizado por John Keel en esta zona de Virginia, este meticuloso investigador se halla convencido de que existe una relación directa y muy especial entre el Mothman y los OVNIS. No se sabe de ningún ser insólito (quizá con la sola excepción del Springheel Jack victoriano) que haya mostrado tal predilección por una región geográfica determinada. En 1966 y 1967 se efectuaron cerca de treinta observaciones perfectamente documentadas del extraño ser en el valle del río Ohio. Keel publica la tabla de estas observaciones en su modélico estudio. Muchos de los testigos son personas inteligentes y cultas, que gozan de una envidiable reputación entre sus vecinos. Point Pleasant y sus alrededores es una zona muy industrializada. Hay numerosas e importantes fábricas de productos químicos en toda la cuenca del río Ohio y en ella trabaja personal altamente Comercializado. Por otra parte -y esto es un punto más a favor de la seriedad de los testigos- la región goza gran fama de religiosidad. Point Pleasant, población de 5.000 habitantes, cuenta con 22 iglesias y no tiene ni un solo bar.
Pero vamos a referirnos a los primeros casos. El 1 de setiembre de 1966 se informó por primera vez sobre la presencia de un «hombre alado» en Scott (Mississippi). Scott es una población ribereña del Mississippi a varios cientos de kilómetros al sur de la confluencia del Mississippi y el Ohio. El lugar actualmente elegido como residencia por el Mothman en Virginia Occidental se encuentra a poco más de un kilómetro de la ribera del Ohio. De los 26 casos que Keel señala en el mapa que acompaña a su estudio, 10 proceden de las inmediaciones de un antiguo depósito de municiones de la Segunda Guerra Mundial situado unos kilómetros al norte de Point Pleasant. Se trata de varios centenares de hectáreas de bosque contiguas al Parque Natural Clinton F. McClintic, una reserva para animales silvestres que cubre una extensión muy considerable. En ella hay densos bosques, estanques y lagos artificiales y toda la región es muy accidentada. La zona donde se halla enclavado el antiguo depósito de municiones contiene centenares de grandes casamatas de hormigón, en forma de cúpula y todas ellas cerradas por gruesas puertas de acero, pues algunas todavía contienen explosivos de gran potencia. Pese a ello, no existe vigilancia alguna en esa zona en la actualidad. Pueden verse también allí las ruinas de antiguas fábricas de municiones y de dos grandes centrales de energía. En el subsuelo existe una enorme red de túneles, en su mayoría tapiados o llenos de agua cenagosa.
Una de las primeras observaciones del Mothman tuvo lugar a la medianoche del 15 de noviembre de 1966, exactamente delante de una de las centrales de energía abandonadas. Dos matrimonios, Mr. Roger Scarberry, Mr. Steve Mallette y sus respectivas esposas, iban en automóvil por la mala carretera de tierra que cruza frente a la central, cuando vieron de pronto una figura gris, alta como un hombre, según su descripción, que tenía unos enormes ojos que brillaban con una fantasmal luz rojiza, y alas. El extraño ser dio media vuelta y se alejó arrastrando pesadamente los pies hacia la puerta de la ruinosa central. Muy asustados, los testigos partieron a escape del lugar. Mientras se dirigían hacia Point Pleasant a más de 160 kilómetros por hora, los cuatro se dieron cuenta de que la espectral aparición se había situado sobre su automóvil y los seguía sin mover las alas. Denunciaron el incidente a la Policía y el sheriff Millard Halstead fue en automóvil a la zona indicada con ellos. El extraño ser ya no era visible pero la radio del coche patrulla de- Halstead empezó a emitir un extraño sonido... como un disco de gramófono acelerado, declaró él después. Keel señala que esto significó el comienzo de una larga y sorprendente cadena de acontecimientos. Los Scarberry, que a la sazón vivían en un remolque-caravana, empezaron a sufrir una serie de manifestaciones de tipo poltergeist. Aunque Mr. Scarberry se encuentra actualmente en el Ejército y Linda, su mujer, se halla viviendo con sus padres en Point Pleasant, esta clase de fenómenos parece haberla acompañado. Sus padres, los señores McDaniel, han empezado a notar que su teléfono hace cosas raras, y sospechan que lo tienen interferido. Extrañas luces aparecieron en su casa en los últimos meses y hubo objetos que se desplazaron por su cuenta, sin que nadie los tocase.
El 11 de enero de 1967, Mrs. McDaniel vio al Pájaro en pleno día. Ella se hallaba en el exterior de su casa cuando observó lo que le pareció ser un pequeño avión que volaba siguiendo la carretera, casi rozando las copas de los árboles. A medida que se fue aproximando se dio cuenta de que el objeto tenía la forma de un hombre alado. Pasó a baja altura sobre su cabeza y describió un círculo alrededor de un restaurante contiguo, antes de perderse de vista. Mrs. McDaniel hizo estas revelaciones personalmente a John Keel, quien comenta que esta señora goza de excelente reputación en Point Pleasant, donde trabaja en la Oficina de Paro local. Según Keel, que ha frecuentado a esta familia, los McDaniel no muestran el menor signo de ser gente histérica o de imaginación desbordada.
Tanto Linda como sus padres afirman haber recibido visitas de personas cuya descripción concuerda con la de los legendarios y discutidos «hombres de negro». La última visita de este tipo que recibieron se produjo el 23 de diciembre de 1967.
Es curioso observar que un hombre más bien bajo, vestido con un traje negro visitó sistemáticamente a varias de las personas que habían visto el misterioso Hombre Pájaro. Todos los testigos describieron a Keel este sujeto como un hombre de aspecto oriental; tanto hubiera podido ser un siamés como un birmano. Hablaba lentamente y con voz gangosa. Al parecer, sólo podía oír a los testigos cuando éstos le miraban directamente a sus ojos negros y brillantes. Decía siempre llamarse «Jack Brown», nombre que no puede ser más vulgar en USA. Todos los testigos declararon a Keel que lo que más parecía interesarle eran las andanzas de éste por la zona: con quién había estado hablando, con quién había ido, qué había hecho. Conducía una enorme furgoneta blanca que hacía mucho ruido, como si tuviera el tubo de escape roto.
En la mayoría de los casos, los testigos sólo pudieron ver fugazmente al Hombre Pájaro. Sus características más notables parecen ser los ojos, grandes, rojos y ardientes. Muy pocos testigos han podido describir la cara del extraño ser, pero casi todos han observado sus ojos y se han sentido aterrorizados por ellos. Si bien algunos de estos testigos aseguran que el color del Mothman es pardo, la mayoría lo presentan como de color grisáceo. En lo que todos los testigos están de acuerdo es en el hecho de que el extraño pajarraco no mueve las alas al volar, lo que hace que sus increíbles velocidades aún resulten más inexplicables. Los que lo han visto andar afirman que arrastra los pies o que camina como un ganso. Y los que lo han visto emprender el vuelo dicen que se eleva verticalmente como un helicóptero.
Thomas Uri, de 25 años y residente en Clarksburg, iba al volante de su automóvil por la carretera 62 (la misma junto a la cual se halla la casa de los McDaniel y que cruza la zona TNT o de los explosivos) a las 7.15 de la mañana del día 25 de noviembre de 1967, cuando vio elevarse una gran figura gris de un campo contiguo. «Se elevó como un helicóptero y se desvió hasta colocarse encima de mi automóvil», declaró. Pisó entonces a fondo el acelerador, aumentando su velocidad hasta 120 km por hora, pero el Pájaro no sólo no se rezagó, sino que se dedicó a describir negligentes círculos sobre su vehículo. El testigo lo describió diciendo que tenia casi dos metros de largo y sus alas alcanzaban una envergadura de unos tres metros. Como la mayoría de los testigos, no se atrevió a mirarle a la cara, pues se hallaban demasiado asustados. Téngase en cuenta que el joven conducía un coche descapotable, y temía que el horrible ser se abatiese sobre él.
Hay una testigo que jura haber visto la cara del Mothman, pero no encuentra palabras para describirla. «Era horrenda... como algo salido de una película de ciencia-ficción», confesó Connie Joe Carpenter, a Keel, la primera vez que éste la entrevistó. Según su versión de los hechos, Connie, una muchacha flemática y sensitiva que entonces tenía 18 años, regresaba en su auto a su casa, a las diez y media de la mañana del domingo 27 de noviembre de 1966, después de asistir al servicio divino, cuando vio a una alta figura gris de pie - en el desierto césped del Club de Golf del Condado de Mason, que se encuentra en las afueras de New Haven, en Virginia Occidental. La figura abrió súbitamente un par de alas de una envergadura de tres metros, se elevó verticalmente y voló en derechura hacia su automóvil. Tenía unos grandes Ojos redondos, de un intenso brillo rojo, que parecían hipnotizarla. La muchacha no podía dejar de mirarlo. «Es un milagro que no tuviese un accidente», comentó.
La aparición pasó volando sobre su automóvil, y ella pisó el gas a fondo, llegando a su casa casi bajo los efectos de un ataque de histerismo. Al día siguiente tenía los ojos enrojecidos y tan hinchados, que casi no podía abrirlos. Cuando Keel la entrevistó quince días después, aún tenia los ojos enrojecidos y lacrimosos. Esto se ha repetido con testigos que han mirado directamente al resplandor de un OVNI.
Pero como sucedió con muchos otros casos de esta extraña «oleada», este primer incidente sólo había de ser el comienzo de una verdadera pesadilla para la pobre Connie.
A principios de febrero de 1967, Connie contrajo matrimonio con Mr. Keith Gordon y ambos se trasladaron al otro lado del río, para ocupar una casa para dos familias, en Middleport. Aún no tenia teléfono. A las 8,15 de la mañana del 22 de febrero, Connie salió de su casa para ir a la escuela. Cuando empezó a caminar calle abajo, un gran automóvil negro se situó a su lado. Como todos los jóvenes de hoy consideran al automóvil como un importante símbolo de status social, especialmente en las zonas rurales de Norteamérica, Connie afirmó que estaba segura de haberlo podido identificar: era un «Buick» de 1949. El ocupante del coche abrió la portezuela y la llamó. Creyendo que iba a pedirle una dirección, ella acudió sin recelos. Más tarde contó a Keel que era un joven de aspecto agradable que aparentaba unos 25 años. Llevaba una vistosa camisa estampada, sin chaqueta, tenia un cabello muy negro, espeso y perfectamente peinado, y su tez era bronceada. Hablaba sin ningún acento particular.
Cuando ella llegó junto al vehíiculo, el conductor la agarró de pronto por el brazo y le ordenó que subiese. Hizo esto sin salir del coche. Ella luchó por desasirse, y se produjo un breve forcejeo antes de que lo consiguiera, Connie regresó corriendo a su casa (la otra vivienda estaba desierta, pues sus ocupantes se habían ido a su trabajo), y se encerró con llave y pestillo, completamente aterrorizada. Más tarde le pareció oír a alguien en el pórtico, pero ni siquiera se atrevió a mirar.
Cuando su marido regresó a su casa de la oficina, ella le refirió lo sucedido y él le dijo que también había visto al «Buick» dando vueltas por la vecindad. El conductor era un perfecto desconocido para ambos.
Connie se quedó en casa al día siguiente, 23 de febrero. A las tres de la tarde volvió a oir a alguien en el pórtico y resonaron fuertes golpes a la puerta. Se acercó cautelosamente a ella. No había nadie en el pórtico pero alguien había introducido una nota por debajo de la puerta. Estaba escrita a lápiz y en letras mayúsculas en una hoja de agenda ordinaria. «Ten cuidado, chica -decía-. Aún puedo pescarte.»
Aquella misma noche, Connnie y Keith fueron a la Policía y entregaron la nota al oficial Raymond Manly. Una cosa curiosa y significativa que Connie observó en el automóvil de marras era que, pese a su evidente antigüedad, parecía ser nuevo y flamante tanto por dentro como por fuera. No sólo bien conservado, aseguró la joven señora a Keel, sino flamante.
Middleport, que solamente tiene tres mil cuatrocientos habitantes, cuenta con escasas fuerzas del orden, y éstas no se distinguen por su dinamismo. En marzo de 1967, John Keel visitó la central de la Policía y solicitó que le mostrasen el atestado de este Caso. El jefe de Policía sacó un formulario impreso que contenía el nombre y las señas de Connie y una sola línea escrita a mano: «"Buick" oscuro, conductor joven». Dijo al investigador que aquel coche no pertenecía al parque automovilístico de Middleport y que sin duda se trató de un vulgar conquistador que intentó abusar de la muchacha. (Opinión compartida por el autor. A veces, Keel es excesivamente dado a fabular). El jefe Manly le aseguró que mantenía la casa bajo constante vigilancia. Keel, lamentándolo mucho, se vio obligado a informarle del hecho de que los Gordon habían vuelto a trasladarse a la orilla del río poco después del incidente, y ya no residían en Middle-Dort. El jefe Manly, que por cierto había perdido la nota escrita a lápiz, sospechaba que Keel era un «agente del Gobierno», y así se lo dijo sin ambages.
El 22 de diciembre de 1967, un «hombre de negro» visitó a Connie y Keith, que entonces vivían con la madre de ella en New Heaven, y estuvo hablando con ellos durante dos horas. Mrs. Carpenter, madre de Connie asistió a la entrevista pero, aunque parezca extraño, después sólo pudo recordar la llegada a la casa y la partida del visitante. En cuanto a la conversación que éste sostuvo con sus hijos, no recordaba ni una palabra. Durante todo aquel año hubo repetidas manifestaciones de tipo poltergeist en su casa... extraños ruidos, objetos que llevaban años en una repisa se caían de pronto al suelo, y así sucesivamente. La señora también recibió muchas extrañas llamadas telefónicas. El teléfono de pronto se ponía a sonar y nadie contestaba; durante las conversaciones se producía un fuerte crepitar de estática y extraños ruidos mecánicos, etc. Como casi todos los demás habitantes de New Haven, Mrs. Carpenter ha visto OVNIS en numerosas ocasiones.
John Keel recorrió ambas orillas del río Ohio, visitando diversas poblaciones y descubriendo numerosos casos de observaciones de OVNIS. Era evidente que la región se hallaba bajo los efectos de una importante «oleada», que pasaba desapercibida a la Prensa principalmente porque la mayoría de los testigos se mostraban reacios a declarar lo que habían visto. El propio Keel vio tantas luces extrañas y objetos, que llegó a perder la cuenta de ellos. Contempló la más variada gama de objetos desde «jaulas volantes» (un OVNI de este tipo pasó a baja altura sobre el mismo Point Pleasant a principios de marzo de 1967, siendo visto por centenares de personas), hasta gigantescos cigarros rojizos y grandes esferas, que se cernían de preferencia sobre diques y fábricas. Hubo docenas de persecuciones de automovilistas e innumerables aterrizajes es de breve duración, entre los que se incluía un efectuado en el patio de una escuela. Resulta imposible resumir todo el alcance de estos sucesos. Personas que moraban en zonas elevadas dijeron al investigador que habían sido despertadas a medianoche por fuertes golpes contra sus casas. Hubo una verdadera epidemia de casos de poltergeíst y los aparatos de televisión sufrían frecuentes fallos. televisores completamente nuevos se quemaban así que habían sido instalados.
Gran parte de esta actividad de los «objetos no identificados» parecía concretarse en la llamada «Zona TNT». El oficial de Policía Harold Harmon dijo a Keel que había visto un gran objeto oscuro y de aspecto metálico suspendido sobre un estanque en el parque natural, una noche de principios de mayo. Añadió que le había observado durante varios minutos Y que se balanceaba «como una barca sobre las olas»; después se deslizó silenciosamente rozando las copas de los árboles. Keel se hallaba con Harmon la noche del 31 de marzo de 1967, cuando parecieron soltarse todos los diablos del infierno. Las radios de los coches patrulla de la Policía que recorrían aquella noche la cuenca del Ohio quedaron inutilizadas, interferidas por una estática inexplicable. La emisora de radio del sheriff del Condado de Manson fue destruida por el fuego a las 7.30 de la tarde, y las emisoras auxiliares se negaron a funcionar. En presencia de Harmon y varios otros testigos, Keel hizo señales con una poderosa linterna a unas estrellas de aspecto extraño que brillaban en el cielo, y todos se quedaron estupefactos cuando dichas «estrellas» empezaron a correr de pronto, cambiaron de color y se alejaron volando sobre el río Ohio.
Las personas que habitaban en las cercanías de la Zona TNT empezaron a tener las acostumbradas interferencias en sus teléfonos. A mediados de marzo, los objetos parecían atenerse a un horario regular, apareciendo en la Zona TNT todas las noches a las 8.30 en punto, y a nivel de las copas de los árboles. Miles de personas los vieron, diversos reporteros gráficos los fotografiaron (algunas de estas fotografías se publicaron en el Herald-Dispatch de Huntington el 18 de abril), incluso acudió a la zona un equipo de la Televisión, pero estos insólitos sucesos no trascendieron a la Prensa nacional... Como en otras ocasiones, se produjo una serie de incendios inexlplicables. Un viejo edificio abandonado de la Zona TNT ardió hasta los cimientos una noche de marzo en que llovía a cántaros. Los bomberos no pudieron averiguar la causa del siniestro. Las enormes lápidas de un cementerio de Point Pleasant, profundamente hincadas de manera vertical en el suelo, aparecieron derribadas por hileras. Algunas de las mayores pesaban muchos cientos de kilos. De ser obra de jóvenes gamberros, ello hubiera requerido el empleo de tractores y equipo pesado. «Bromas» similares ocurrieron- en otros cementerios de todo el país... siempre coincidiendo con grandes «oleadas».
Keel comenta que la enormidad de esta situación -y a lo que parece es que hay centenares de Point Pleasants en Norteamérica- ha sido ignorada por los periódicos y negligida por los ufólogos que se dedican únicamente a coleccionar recortes de Prensa que hablan de apariciones de OVNIS. En opinión de Keel, existe una clara relación entre las manifestaciones aludidas (sin olvidar los fenómenos de tipo poltergeist) y el fenómeno OVNI.. A estos hechos habría que añadir las desapariciones de perros y las mutilaciones de vacas y caballos, sucesos por desgracia corrientes en la actualidad en Virginia Occidental y Ohio. La Policía de esta zona está verdaderamente desconcertada. Entre 1965 y 1967, más de veinte personas, todas ellas adolescentes, desaparecieron sin dejar trazas en el Condado de Braxton, donde se encuentra la localidad de Flatwoods, célebre en los anales de la ufología por el monstruo aparecido allí en 1952, conocido por este nombre o por el de «monstruo de Sutton». Flatwoods se encuentra también en Virginia Occidental, unos 320 km al este de Point Pleasant.
Pero volvamos al Mothman. Una de las últimas observaciones del Pájaro ofrece un interés especial A las 10.30 de la noche del viernes 19 de mayo de 1967, una señora a la que llamaremos Mrs. Brenda Smith (la testigo prefiere no dar su verdadero nombre) iba en coche con una amiga por la carretera 62, dirigiéndose hacia el Norte desde Point Pleasant. Cuando pasaron frente a la Granja de C. C. Lewis, próxima a la zona TNT, observaron una forma oscura en la que brillaban dos luces rojas. Parecía estar dando vueltas a un árbol. Por su aspecto general juzgaron que era un objeto alado ligeramente mayor que un hombre. De pronto apareció una luz roja de mayor tamaño a un nivel más bajo, que se aproximó a la figura oscura. Ambas parecieron fundirse y acto seguido la gran luz roja se alejó por el cielo hacia el Norte.
Las dos mujeres regresaron inmediatamente a Point Pleasant y refirieron- muy excitadas lo que habían visto. Ambas se hallaban convencidas de que habían visto al Mothman entrando en un OVNI. A las tres de aquella misma madrugada, varias personas informaron haber visto un OVNI muy brillante, que se posó en un campo cerca del río Ohio, no muy lejos de Point Pleasant. Algunos de los testigos lo estuvieron observando durante veinte minutos antes de que se elevase lentamente para desaparecer en el cielo nocturno.
Para resumir esta compleja situación, John Keel dice que Point Pleasant es un macrocosmos. Todos los factores que intervienen en las observaciones de OVNIS del tipo 1 (es decir, a baja altura), se encuentran allí. Es posible que exista una relación entre los OVNIS y el Mothman. También se puede considerar la posibilidad de que los OVNIS tengan verdaderas bases, en las fragosas, selváticas y casi inaccesibles regiones de Virginia Occidental. Aparte de las unidades de la Guardia Nacional, no hay en esta región instalaciones importantes de la Aviación o del Ejército, ni equipos de radar que puedan localizar a los intrusos. Las fuerzas policíacas de la cuenca del Ohio son escasas y no pueden con todo su trabajo. Sólo hay caos agentes del FBI destinados a toda esta zona. Después de las nueve de la noche, la mayoría de la población ya se halla acostada. La calle mayor de Point Pleasant está completamente desierta a partir de las siete de la tarde. Ya hemos dicho que no hay allí bares ni espectáculos. Es, por lo tanto, una región ideal para los «invasores».
RETRATO ROBOT DEL MOTHMAN (Basado en los datos facilitados por más de 100 testigos)
ESTATURA: Entre 5 y 7 pies (entre 1,50 y 2,10 metros). Suelen describirlo como «más alto que un hombre de buena estatura».
ENVERGADURA: Ancho en su parte superior, estrechándose hacia su parte inferior. Descrito siempre como «muy ancho, mucho más ancho que un hombre».
BRAZOS: Inexistentes. Ningún testigo ha declarado haberlos visto.
PIERNAS: De aspecto humano. Ningún testigo ha podido describirle jamás los pies.
OJOS: aproximadamente de dos a tres pulgadas de diámetro (de 5 a 7,5 cm), muy separados, con luminosidad propia rojo brillante.
CABEZA: Visto por detrás, parece no tener cabeza. Los testigos dicen que tiene los ojos puestos cerca de los hombros. Pocos testigos dicen haber visto su cara, y los que la han visto afirman que es «horrenda».
ALAS: Plegadas contra la espalda cuando no las emplea. Su envergadura cuando están desplegadas -en esto están todos de acuerdo- es de unos tres metros. (Envergadura insuficiente para sostener a un ser de este tamaño. Un hombre requeriría alas de por lo menos 10 metros de envergadura para poder planear). No mueve sus alas durante el vuelo.
SONIDO: Fuertes chillidos, como los de un ratón. Un testigo los comparó a los «chirridos de un ventilador». Dos testigos aseguran haber oído un zumbido metálico mientras el ser volaba sobre ellos.
RECUBRIMIENTO: Los testigos son incapaces de determinar si lleva vestiduras o lo que se ve es su piel. Se le atribuye un color gris, aunque algunos dicen que era pardo. Un testigo dijo que le parecía cubierto de un pelaje grisáceo. Otras observaciones diurnas no corroboran este aserto.
VELOCIDAD: Se dice que puede rebasar las cien millas (160 km) por hora en vuelo. Muy pocas aves pueden alcanzar esta velocidad en vuelo horizontal. Algunos pilotos que se contaban entre los testigos estiman que se desplazaba por lo menos a 70 millas (112 km) por hora en vuelo horizontal.
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