Antonio Ramón Ramón, un obrero español de principios del siglo XX, conoció a su medio hermano Manuel Vaca mientras ambos buscaban un mejor futuro en Argelia. Unidos por el sueño de prosperar, decidieron emigrar a América. Antonio se estableció en Brasil, mientras que Manuel se trasladó a Argentina y luego a Chile. Durante un tiempo, mantuvieron contacto a través de cartas, hasta que, inesperadamente, la comunicación cesó.
Preocupado por el silencio de su hermano, Antonio emprendió un viaje al norte de Chile para buscar respuestas. Fue entonces cuando descubrió la trágica verdad: Manuel había sido una de las víctimas de la Matanza de la Escuela Santa María, ocurrida el 21 de diciembre de 1907, donde cientos de trabajadores fueron asesinados por el ejército chileno.
Impulsado por el dolor y la sed de justicia, Antonio pasó siete años buscando al responsable de la masacre, el general Roberto Silva Renard, quien había ordenado la brutal represión en Iquique. Finalmente, en 1914, Antonio lo encontró y lo atacó con una daga, apuñalándolo por la espalda. Aunque Silva Renard intentó defenderse, Antonio continuó su agresión hasta que huyó del lugar. En su intento de evitar ser capturado, ingirió veneno, pero este no surtió efecto. Fue detenido sin oponer resistencia, torturado y condenado a cinco años de prisión.
Por su parte, Silva Renard sobrevivió al ataque, aunque las graves heridas que sufrió marcaron el resto de su vida, obligándolo a vivir con secuelas físicas y psicológicas.
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